No digo que la gente no quiera ver futbol cuando esta de vacaciones, pero si que las entradas no son baratas y en cada torneo un equipo juega dos partidos y cuesta mucho seguirlo.
De igual manera, estos amistosos, por llamarlos como debieran ser, son de preparación para lo que se le viene a cada club, y con las presiones actuales, nadie arriesga nada. Se juega con los titulares de siempre, con los esquemas de siempre y pocas veces los nuevos o los juveniles llevados a la pretemporada juegan partidos completos.
Boca y River demostraron en Chaco que todavía hay demanda, cuando ellos son protagonistas.
Llenaron la cancha y el duelo que se viene en Mendoza también será a estadio completo.
Las ganas de ver futbol están, existen y a los equipos les sirve meterse en ritmo. Pero a todos los del plantel, no solo a 11 o 12 de ellos.
Buscando alternativas, yo pensaba el otro día que se pueden cambiar algunas cosas.
Como espectador, a mi, me gustaría ir a ver algo distinto, donde los titulares corran un poco, pero los recién llegados y los que han sido promovidos jueguen una parte importante también.
No quiero triangulares o cuadrangulares porque tengo que venir a la cancha dos veces y cuesta caro.
Como técnico, me gustaría probar variantes, sin la presión de tener que ganar siempre.
Ver si todos los que traje me van a servir y de que manera me rendirán mas.
Como jugador experimentado, quiero moverme, jugar, ganar ritmo y minutos, pero sin quemarme. Si soy normalmente titular me viene bien saber que hay otros atrás mío que quieren mi puesto y que si juegan mejor me lo pueden sacar. Se llama motivación.
Como jugador nuevo o un juvenil recién agregado al plantel desde las inferiores, quiero que el técnico me tenga en cuenta, que muestre porque me trajo. Quiero mostrarle a los hinchas quien soy, como juego y aprender desde lo competitivo.
Como organizador de torneos quiero ver a todos, las estrellas, los nuevos, los pibes.
Esto genera interés en el público que vendría para alentar a los conocidos y descubrir a los que no conoce.
Como dirigente quiero generar un plantel competitivo, una idea realista para los hinchas para que sepan que es lo que hay debajo de los de siempre y puedan darse una idea de las chances reales del club.
Por otra parte, si juegan todos hay más posibilidades de abrir esas ventanas a equipos del exterior para ver lo que se tiene.
Mi idea, no la invente yo. Es algo que hace mucho se realiza en Italia y que cumple todos los requisitos mencionados anteriormente.
Imagínense en Mar del Plata Boca, River, Independiente y Racing, en torneo de una noche.
Juegan 30 minutos todos contra todos y el que gana se lleva la copa.
Ahora entre 4 equipos 30 minutos contra los otros son 90 minutos por equipo (es decir un partido)
El espectáculo entero duraría 180 minutos, es decir que como espectador dura el doble que un partido normal, o sea que mi dinero es mejor gastado.
En tres partidos de 30 minutos, los técnicos pueden cambiar la formación inicial 3 veces. Es decir que todos tienen la chance de jugar y mostrarse.
Desde el punto de vista organizativo están los 4 grandes del futbol argentino al mismo tiempo. Pero por el operativo de seguridad se paga una sola vez. Una tribuna a cada hinchada y listo.
En Italia es normalmente un triangular (Juventus, Milán e Inter) y juegan 45 minutos todos contra todos.
Lo buenos es que de esta forma se evita la sobrecarga.
Seguramente si se quiere llevar a estos equipos al interior del país, se puede armar algo parecido, utilizando equipos locales también (por ejemplo, San Martín y Atlético de Tucumán o Talleres y Belgrano, etc.)
Todos juegan, nadie se gasta, los nuevos, los viejos, los jóvenes, los organizadores, los técnicos y los dirigentes, pero mas que nada los espectadores saldrán contentísimos y satisfechos.
Los torneos de verano no deben ser a matar o morir. La gente esta de vacaciones, relajada y quiere diversión.
Los jugadores no están en su condición física ideal y necesitan ritmo sin presiones.